— Mark Twain, Pasando fatigas, capítulo XXII, 1886.
A veces somos sencillamente incapaces de encontrar palabras. En ocasiones, nos rodea demasiado ruido, y ese barullo no nos permite escuchar y decir lo que de verdad importa.
Para algunos de nosotros, era el miembro de la familia al que nos sentíamos más unidos. Para otros, el líder que querían seguir. Y para muchos fue la persona que les enseñó a volar y les contagió su pasión por los cielos.
Cada vez que desaparecía en una térmica, todos los que le conocimos siempre bromeábamos con que Tomas había nacido con alas.
Ahora, Tomas es un ángel más. Que cada uno de nosotros le recuerde de la manera que prefiera, porque cada uno de esos recuerdos será único, pues Tomas era único en todo lo que hacía.